Escribe Chris:

En 2010 habíamos estado en la capital de Malasia, pero esta vez teníamos una razón poderosa para volver, visitar a Eva y Andreas, una pareja de alemanes que conocimos en la luna de miel y con quiénes habíamos pegado mucha onda. Toda una aventura, ya que solamente habíamos estado dos días con ellos en Fiji y ahora nos iban a alojar en su casa.

Les estamos muy agradecidos, nos trataron como si nos conocieran de toda la vida. Eva pidió trabajar desde la casa cuando llegamos, para poder ir a buscarnos a la estación de tren que te lleva al centro de Kuala Lumpur desde el aeropuerto. Cada mañana nos íbamos en auto con Andreas que nos dejaba en algún punto turístico camino a su oficina y a la tardecita nos encontrábamos con ambos para cenar y hacer algún paseo. La primera noche, hicimos algo que teníamos pendiente, ver las Torres Petronas bajo la luz de la luna y caminar por el parque aledaño.

 
 












 




















 
Ni que hablar de la primera cena, realmente una delicia! Comimos pollo verde (estilo pakistaní) y pollo rojo (estilo indio) con un pancito y unas salsas increíbles. Me acuerdo y se me hace agua la boca!!! Además, probamos la bebida típica de Malasia, el Teh Tarik (un té que tiene leche condensada y se toma helado) y un postre bastante particular, el Shaved Ice (es como un helado hecho sólo con hielo granizado bien fino, con colorantes y almíbares y frutas).


 



 











 





 
 




 
Antes de ir a cenar, pasamos a buscar a Andreas por su trabajo y subimos para conocer su oficina, que tiene una vista impresionante de la ciudad, con las torres gemelas infaltables. Realmente espectacular!
















 
El segundo día en KL, tomamos el bus turístico hop on-hop off y fuimos a algunos puntos famosos de la ciudad que no habíamos visto la otra vez y la verdad nos sirvió para tener una idea más global de cómo es la ciudad. Ese día teníamos un cansancio físico increíble, además del agotamiento que produce el calor insoportable de la ciudad, así que nos lo tomamos con calma e hicimos lo que pudimos. Una de las actividades fue subir a la Kuala Lumpur Tower, la torre de comunicaciones de la ciudad, paseo que nos vino bien para refugiarnos un poco del tremendo calor que hacía. Además, nos topamos con una simpática exposición de casas malayas en la explanada que da acceso a la torre.

 
 
 




















  
 










 
Siguiendo con la experiencia culinaria, la segunda noche fuimos a comer a Kin Kin, un restaurante típico que solamente sirve un plato pero hecho a la perfección. En este caso, se trató de Chili Pan Mee, unos fideos de huevo exquisitos mezclados con carne picada, verduritas, unos pescados secos (que no comimos), un condimento hecho con chili bien picante, y con un huevo poché arriba, todo acompañado por una sopa. El huevo poché hay que destruirlo literalmente y mezclarlo con toda la preparación. Es como si fuera unos fideos a la bolognesa pero al estilo chino/malayo, de sabor muy particular y riquísimo. El restaurante es súper pintoresco, muy básico, todo de azulejos blancos y mesas de plástico, con las paredes escritas con marcadores como pueden ver en las fotos: son la bienvenida y las normas del restaurant. Parece que al mediodía se llena y hay que hacer larga fila para entrar, porque es muy barato, rico y está cerca de muchas empresas.

 
 




















 







 
Escribe Vicky:

Kuala Lumpur es una ciudad vibrante, dinámica y, por momentos, caótica, pero muy atrapante, no sólo por su belleza, sino también por la mezcla de culturas que existe y que se plasma en todas las expresiones de su cultura.

No tenemos palabras para agradecerles a Eva y Andreas el gran regalo que nos hicieron: alojarnos cálidamente en su casa, como si fuéramos parte de su familia. Realmente estábamos felices de estar con ellos y compartir unos lindos días en la capital de Malasia.

Tenían todo planeado para hacer nuestra estadía en KL espectacular! Luego de pasarnos a buscar por la estación central, Eva nos llevó al palacio del rey (de uno de los reyes, en realidad, ya que en el país hay 9 reyes), que fue recientemente inaugurado. Es impactante y tiene unos jardines dignos de rey, que se pueden apreciar desde la autopista. Así que paramos unos minutos ahí, y, cual si fuera una guía de turismo, Eva nos contó la historia del palacio y nos sacó fotos. Una genia total!

 











 
 


 
Kuala Lumpur es una ciudad enorme y está llena de autopistas por todos lados. Creo que yo me perdería a menudo, si tuviera que andar con el auto. Además, el tránsito es complicadísimo, todo el tiempo hay congestionamientos y muchas veces te quedás atascado, porque en una autopista no hay por donde salir. Así que toda una aventura andar en auto.

Lo lindo fue un día que estábamos volviendo del centro a la tarde y se largó una tormenta de aquellas en la ciudad. Parece que con la lluvia, los policías de tránsito desaparecen automáticamente de las calles y el tránsito queda a la buena de dios literalmente. Además, en esta oportunidad, la tormenta fue tal que se empezaron a inundar ciertas zonas de la ciudad, incluyendo algunos caminos y autopistas, entonces se hacía más difícil la vuelta a casa, ya que Eva intentó por varios caminos hasta que pudimos llegar. En Malasia es muy popular una aplicación que se llama Waze, un GPS social, donde los usuarios van 'construyendo' el tránsito a medida que avanzan con su auto. Entonces, por ejemplo, si un usuario anda por un camino que se inundó o que está cortado y entonces no puede pasar, o algo similar, enseguida lo reporta en la aplicación, cosa que todos los otros usuarios se enteren de cuál es el problema y eviten pasar por ahí. Es realmente muy simple pero genial la aplicación y Eva y Andreas son híper expertos en ella, reportan todo lo que ven a su paso con el auto. Fue toda una aventura llegar a casa ese día! 
 
 















 
Esa noche, los chicos habían planeado ir a comer sushi a su lugar preferido y ahí fuimos. Comimos tanto sushi que la pila de platitos era incontable! Es que estaba riquísimo, no nos pudimos resistir…

 
 


























 


 
El restaurant quedaba dentro de un shopping muy top que tenía un supermercado boutique, como le dicen, todo intencionado para expatriados, lleno de productos importados y mucha variedad, realmente un placer comprar ahí. Nos llevaron a conocerlo y de paso compraron una botella de sake para tomar al llegar a casa. En el boutique supermarket había de todo, incluso vinos argentinos!

 
 













 




 







 
El último día completo en Kuala Lumpur lo dedicamos a relajarnos un poco y disfrutar de la ciudad de otra manera. Fuimos a la zona de Bukit Bintang, que es una zona comercial, con varios shopping malls, donde hicimos las últimas compritas y aprovechamos para charlar largo y tendido como si estuviéramos en el sillón de casa, en una cafetería muy canchera con vista a la ciudad.

 











 


 
Verdaderamente fue una experiencia diferente pasear por una ciudad asiática viviendo con locales, ya que, además del cariño de la atención que nos propiciaron, nos mostraron ciertos lugares que no son conocidos por los turistas y que realmente valen la pena. Les estaremos eternamente agradecidos por semejante regalo y por supuesto los esperamos en Buenos Aires con los brazos abiertos.