Arrancando la última semana de la aventura

Friday, April 05, 2013
Langkawi, Kedah, Malaysia


Escribe Chris:

Nos enteramos de la existencia de Langkawi por ser la entrada rápida a Malasia desde Koh Lipe. En el viaje anterior habíamos estado solamente unas horas acá, pero en esta oportunidad decidimos dedicarle tres días para poder conocerla mejor.

El traslado en speedboat (léase "lancha" en criollo) fue toda una odisea. Lo que no había llovido en 14 días de playa, se llovió justo la mañana que dejábamos Tailandia. El mar estaba súper picado, con lo cual la hora y media de traslado fue un suplicio, estábamos todos mudos, con unas caruchas que dábamos lástima. Pero por suerte todo lo malo siempre trae algo bueno, y en este caso tuvo que ver con conocer a Anass y Samia, dos hermanos marroquíes con quienes estuvimos conversando bastante mientras esperábamos que pare la lluvia para subir a la lancha. Como pegamos buena onda, intercambiamos mails y coordinamos para ir a cenar con ellos en Langkawi. Las personas que vamos cruzando en el camino definitivamente son uno de los puntos altos de estos viajes y, como no podía ser de otra manera, quedamos en reencontrarnos en Casablanca, Buenos Aires o vaya uno a saber dónde.

 













 

Este lugar no tiene nada que ver con las islas anteriores ya que es mucho más grande, circulan autos, tiene un par de marinas y hasta shopping malls. Para ser más preciso, Langkawi es un conjunto de 99 islas, siendo Pulau Langkawi la principal, que mide casi 500 kilómetros cuadrados

Sinceramente, no hicimos mucho más que descansar. Aunque también tuvimos tiempo para hacer un crucero por las zonas más inhóspitas y “oh casualidad”, conocer un par de personas más de esas que realmente hacen la diferencia. Por un lado, Eva Zimmermann, la alemana dueña del crucero que resultó ser TODO un personaje. Para que se den una idea, está planificando un viaje para cruzar la Cordillera de los Andes a caballo. Y también conocimos a Peter y su novia, de Sydney, con quiénes estuvimos intercambiando historias de viajes y nos dieron unas recomendaciones que resultaron ser increíbles para nuestras últimas horas en Sydney, ya les contaremos. Vale comentar que el hermanastro de Peter se casó en la India con una chica de allá pero que encima es musulmana. Imagínense si tenía cosas para contarnos!!!

 
 






















 



 
No hay mucho más para decir de Langkawi. Lo más valioso que nos llevamos de esta pasadita por las islas son las personas con las que coincidimos en tiempo y espacio. Un verdadero regocijo para el alma.


 
Escribe Vicky:

Ya a esta altura del viaje, la idea de “hacer excursiones” mucho no nos atraía, y menos de todo el día, pero accedimos porque nuestros amigos Eva y Andreas nos lo habían recomendado especialmente como un 'must do' (sí o sí) en Langkawi. El crucero era bastante top-end, salía del yacht club más selecto de la isla y tenía un aire de exclusividad, ya que sólo estaba la pareja de australianos y una familia alemana además de nosotros. A bordo había una cocinera, una tripulante y el capitán, que se mataron para atendernos. Incluso el capitán era multifacético, hasta te hacía unos ricos tragos!

Nos llevaron a unas islas cercanas inhóspitas, donde no había nadie, sólo nosotros. El crucero ancló y “al agua pato”, nos tiramos ahí mismo en el medio de la nada, rodeados únicamente por el sonido de la naturaleza. Hasta se podía subir a la cubierta y tirarse desde ahí, como hizo Chris. Lo pueden ver acá.

 










 

 
Alternábamos entre un chapuzón, un traguito en la cubierta, otro chapuzón cuando empezaba a hacer calor, y otro traguito en la cubierta. Y así sucesivamente hasta que empezó una corriente en el agua que molestaba un poco porque nos alejaba del barco, así que cuando nos cansamos, subimos al barco y nos quedamos ahí con las patitas para afuera tomando una rica piña colada. Acá va un video para que se hagan una idea de la situación.

 












 
Mientras tanto, la cocinera preparaba la cena, tempranera para nosotros, destinada al horario europeo de las 18 hs, y apuntada a la hora del atardecer también. La comida, realmente un capítulo aparte, era exquisita!!! Para terminar la jornada, nos llevaron a otro lugar desde donde se veía mejor la caída del sol, que tanto nos gusta, así que la disfrutamos desde la cubierta del barco tomando el trago estrella de la chef, que resultó ser una mezcla conocida y adorada por nosotros: Campari con gin, limón y jugo de ananá, una delicia total! Terminamos el día charlando con la parejita australiana, que fueron de lo más copados. Fue una linda experiencia para vivir en Langkawi, que sumado al encuentro de nuestros nuevos amigos marroquíes, hicieron de nuestra estadía algo realmente especial.

 
 
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